¡Hola
a todos! Espero que estén bien, contentos y que hayan pasado una buena semana.
El tema de hoy es el sobrepeso ¿Quién no ha estado alguna vez, gordito? Los
gordos, gruesos, llenitos, obesos, regordetes, rechonchos o apodados
“cariñosamente” morsa, elefante, rinoceronte, camión, tonel, cuadrado, tanque…
y podría seguir con los sinónimos hasta el infinito porque he escuchado más que
éstos apodos de “amigos” a sus amigos gordos.
Dicen
los estudios clínicos que si hasta los dos años uno fue gordo tiene las
suficientes células grasas para provocar una vida completa de gordura. Hubo una
época (no hace tanto) en que los bebés gorditos “eran muy saludables”, era la
época en que las mujeres voluptuosas estaban de moda y la anorexia casi no se
conocía. ¡Bienvenidos al mundo de los desórdenes alimenticios!
En
Estados Unidos hay gente muy pero muy “gordita”, en realidad hay personas que
están sobrepeso, hay personas obesas y otras personas que padecen de obesidad
mórbida. Esta gordura llega al punto en que se convierte en una adicción y la
comida sirve para calmar su ansiedad, no es que realmente tengan tanto hambre,
si no que usan la comida como un tranquilizante. La primera vez que vi personas
tan gordas pensé “¿Cómo alguien puede hacerse tanto daño a sí mismo?” Sin embargo, aunque estén
sobrepeso y muchos obesos son capaces de usar lencería de tamaño
extra-mega-grande, de vestir con shorts y de disfrutar y pasear sin importarle
mucho la estética, ni las miradas o lo que puedan decir los demás. ¿De verdad
no les importa? ¿De verdad ya han superado las miradas, unos con curiosidad y
otros con morbosidad?, ¿Y los cuchicheos no los incomodan? ¿Será que no tienen
complejos? Sólo sé que en una situación igual a pesar de la “tremenda masa” que
sería mi cuerpo, quisiera pasar lo más desapercibida posible.
Nos pasa a todos, Kirstie Alley, actriz de películas en Hollywood. |
Cada
uno de nosotros es dichoso a su manera y hay algo en que sí estoy de acuerdo:
el que uno esté gordo no significa que no pueda disfrutar la vida, compartir
con amigos, ir a fiestas, bañarse en la piscina o en el mar, ir a fiestas,
gozar de un asado (BBQ), tener una pareja, viajar, porque ser gordo no es estar
muerto, es solamente un estado físico. En el caso de los obesos es tener un
problema de salud o mejor dicho, varios. No voy a entrar en ese tema pero es
sabido que como producto de la gordura hay muchas enfermedades serias que están
relacionadas. Sin embargo, hay que separar las dos cosas: la falta de voluntad
para ocuparnos de nuestro cuerpo, de nuestra salud y por otro lado, el
corazoncito que llevamos dentro que late igual en todos los seres humanos y
palpita con los mismos sentimientos. Todos merecemos ser felices, no importa
cómo somos por fuera. Casos revelados en la prensa muestran personas obesas que
no pueden levantarse de su cama. Tienen que comer, asearse y hacer sus
necesidades básicas con la ayuda de alguien más. No me gustaría estar presa de
mi cuerpo y amarrada a mi cama y las alternativas que esta gente tiene tampoco
son fáciles; a veces tienen que escoger entre una operación y la muerte, lo
cual no debe ser nada sencillo, aunque si no toman acción y deciden seguir en
el estado en que se encuentran, van a morir de todas formas.
Muchas
veces resulta chocante de la manera en que se visten algunas personas: esas
piernas celulíticas en shorts de lycra sumamente apretados y camisetas tan
ajustadas con “las carnes” marcadas en cascadas, sin embargo, las personas que
son obesas y visten así parecen estar alegres. La pregunta es: ¿Realmente lo
son? Aunque no tenemos evidencia para demostrar que lo son, tampoco hay forma
de explicar la industria que existe exclusivamente para los gordos y consiste
en que dejen de serlo.
La
mayoría de los productos que se venden en televisión, se anuncian en la prensa
y en las pautas de radios, aparecen por montones justamente después del periodo
navideño porque la gente comió demás, aumentó de peso y una de las resoluciones
típicas para el Año Nuevo, me atrevería a decir que es la más común entre la
ciudadanía global, es cuidar la salud y bajar de peso. Estos productos que
están a “precios especiales o en oferta” son los equipos de hacer ejercicios,
como pesas, trotadoras, bicicletas fijas y exteriores, colchonetas para yoga,
sistemas de Pilates en una caja, videos en una variedad sorprendente y se le
suma a éstos todas las pastillitas “naturales”, los limpiadores intestinales,
los “teses” chinos, las batidas preparadas líquidas o en polvo, las fajas de
torso para arriba, de torso para abajo o completas, etc. Todos estos artículos, prometiendo que
no va a haber ninguna clase de sacrificio, que uno va a poder comer cuanto
quiera y va rebajar todo el peso que acumuló durante los muchos años en que
comió demasiado, hablando de “resultados reales” en una semana, pertenecen a
una industria multimillonaria y esa industria subsiste porque hay personas que
necesitan bajar de peso y quieren creer el cuento que les cuentan: que se puede
bajar de peso sin sacrificio.
En todos los anuncios siempre presentan las fotos
de “antes” y “después” para mostrar unos cuerpos musculosos, dorados por el sol,
brillosos por el aceite, haciendo ejercicios en la playa en trajes de baño
minúsculos y el pobre gordo lo quiere creer; es más fácil tomar una pastillita
justo antes de comer para “atrapar” todos esos carbohidratos malos, que hacer
un sacrificio horrible, cuidar “el pico” (lo que se come) y hacer
ejercicio. La persona
compra la pastillita que está hecha “naturalmente”, a veces con sustancias
tóxicas sin darse cuenta de que ese tipo de “milagro” no existe. Así que el individuo seguirá su vida
por unos meses más, engañándose, igual de gordo o peor de que cuando comenzó,
porque en vez de cuidarse se va a dar todos los gustos, “total la pastillita
milagrosa me protege”. Y luego como esta “pastillita” no dio resultado seguirá
comprando indefinidamente otros productos de la misma calidad convenciéndose a
sí mismo que el próximo si lo hará.
Línea Reductora, sólo tienes que poder ponértela. |
Si nos fijamos en todos los infomerciales
que pasan en los distintos canales de compras y también en los pautados en
canales de cable, se nota claramente la psicología que usan para engañar a ese
público ávido de perder peso. Ellos viven de la desesperación de la persona
gorda que quiere rebajar, que no quiere hacer el esfuerzo, que les cree todo lo
que le dicen y abusan de ese consumidor no sólo prometiéndole mentiras sino que
les dan un “precio inigualable” (inigualablemente caro) y para colmo los
ingredientes que usan pueden ser altamente tóxicos porque se ha sabido de casos
de personas que han muerto a consecuencia de ese tipo de “suplementos
dietéticos”. Digo suplementos dietéticos porque así están clasificados por la
FDA (por sus siglas en inglés (Food and Drug Administration), sobre los cuales
no existe ningún tipo de control, ni de los ingredientes usados, ni de los
laboratorios que los fabrican, ni sobre los distribuidores. La FDA no tiene
jurisdicción sobre estos suplementos porque no son medicamentos.
Uno
de esos componentes venenosos es el “guaraná de Brasil, conocida con varios
nombres, como el de efedrina”. Este compuesto, extraído de la flor de una
planta brasileña ocasionó un montón de muertes. En uno de los casos
publicitados, era una señora que estaba haciendo su dieta e iba al gimnasio.
Allí, su entrenador personal le recomendó la “pastillita” que la mató de un
infarto. Otro de los casos muy publicitados fue el de una mujer joven que
acabando de casarse quería bajar unas libritas (kilitos) de más y sólo estaba
un poco sobrepeso. La misma historia pero con un final extremadamente peor, la
pastillita le ocasionó un derrame cerebral que la dejó en cama por muchos años
y generó una lucha en la corte entre su esposo y sus padres para desconectarla
y dejarla morir en paz. Así terminó la vida de una persona por jugar a la
“dieta sin sacrificio”.
Flor de la planta Guaraná. |
Entre
los productos para rebajar están los libros de dieta, algunos de ellos tan
completos que incluyen no sólo la dieta, las recetas (hay que aprender a
cocinar de nuevo y usar un montón de ingredientes que uno no sabía que existían
y que tampoco se consiguen en los supermercados a los que se tienen acceso,
además de tener que medir y pesar cantidades específicas de los componentes del
“manjar”); un libro de ejercicios de cinco minutos asegura que la persona
pasará de ser de un padrino (botellón) de refresco a un “six pack” (se le dice
“paquete de seis” a los músculos del abdomen cuando están bien formados y duros
porque así viene embasadas las latas de refresco) y para terminar un diario
para llevar cuenta de todas las calorías que se comió durante el día. No
entiendo como una persona que le daba a su cuerpo nada más que 8,000 calorías
diarias ahora solamente puede consumir 1450 y “no pasar hambre”.
Además
me faltan mencionar, todos los establecimientos para perder peso establecidos
ya por años como por ejemplo Jenny Craig, o Natural Slim, médicos que hacen
acupuntura, médicos que proveen dietas secas, etc. Todos ellos prometen que sus
respectivos sistemas funcionarán para siempre, mjum, lo cual es muy cierto. Van
a funcionar para siempre, siempre y cuando lo hagas, siempre y cuando no te
tientes y siempre y cuando no te justifiques “Hoy es mi cumpleaños”, “Ayer hubo
fiesta en la oficina”. Toda dieta funciona, somos nosotros los que no la
hacemos funcionar cuando nos mentimos a nosotros mismos que la hacemos “con
unas trampitas”.
Y
finalmente un medio sumamente poderoso hoy en día: las páginas de internet
ofreciendo dietas innovadoras, pastillitas, algún producto que es mejor que el
té chino y también las páginas como WeightWatchers.com, Diet.com,
CalorieCount.com, JorgeCruise.com, RichardSimmons.com, sólo por nombrar algunas.
El problema
que tienen las personas gordas es el constante sube y baja que posiblemente se
remonta a su adolescencia, o sea la “dieta del yo-yo”. Las inevitables
consecuencias son que la mayor parte de sus vidas la pasaron haciendo dieta.
Cuando dejaron “la dieta” de esta temporada terminaron pesando más que cuando
comenzaron. Los resultados también fueron que cuando dejaron la dieta comieron
todo lo que les daba la gana sin ningún control, porque estaban hartos del
sacrificio y así es como volvieron a engordar todo lo que habían bajado y
vuelven a subir por encima del que había sido su peso inicial.
Después de muchos años así, la dieta
consiste en “el lunes empiezo” y el jueves ya están flaqueando, por lo tanto,
“El lunes empiezo…” y se convierte en una costumbre y en un círculo vicioso. Y así se van sumando las libras
(kilos) una a una y ahí se comete otro error más, se va cambiando de talle de
ropa hacia arriba y guardando la ropa pequeña “para cuando rebaje”. Es muy
triste ver la transformación de una persona rellenita a una gorda y a una
obesa; cuando uno comienza a engordar tanto, llega el momento en que no se sabe
si no tiene cuello o si tiene demasiado. Es como que no hubiera una separación
entre cabeza, cuello y torso y la parte superior del cuerpo se convierte en una
sola pieza hasta las caderas.
Un
caso típico es el de las mujeres que se ponen un collar fabuloso para completar
su atuendo y los pliegues de lo que solía ser su cuello, se lo tragan. Sumado a eso comienzan a
aparecer problemas para respirar que con el tiempo se van agravando, caminan
unos pasos y se agitan considerablemente. Entran a bañarse y no alcanzan con
sus brazos la espalda, así que lo único que pueden hacer es dejar correr el
agua y que se auto-limpie con el champú que chorrea del cabello. El abdomen va
creciendo y sólo pueden ver sus pies; no se sabe si sus partes privadas todavía
existen porque se pueden sentir pero no se pueden ver; agacharse y alcanzar los
pies es un proyecto.
Otro tipo de dificultades que parecen graciosas pero son
frustrantes para la persona con sobrepeso es ir a cenar afuera y mancharse la
camisa o la blusa. La
barriga se pone tan grande que se convierte en la extensión de la mesa y se le
debería poner un mantel para no mancharse con jugo, con salsa o con cualquier
cosa que salpique y después es imposible quitar la mancha. Es una cuestión de
espacio versus volumen, tal vez se le pueda preguntar a un físico, matemático o
ingeniero. Así es como el gordo deja de disfrutar la comida y comienza a
engullir, luego se atraganta y el show termina tosiendo hasta que de todas las
mesas se dan vuelta a mirar que pasó. ¡Y
quería pasar desapercibido! Realmente triste. ¡Japi
Bloguin!
Continua
la próxima semana. No se lo pierdan
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