viernes, 5 de agosto de 2011

La ilusión de ser joven para siempre



Lía, cabello rubio largo, ojos azules, labios sensuales y piel de terciopelo. Hija de padres que rompieron sus rodillas para progresar; su madre, la eterna ama de casa que debía mantener su hogar impecable, ocupada en forma permanente de mantener su casa limpia, cuidar de sus hijos y su esposo.  Su padre un trabajador incansable que hizo todo lo que pudo para poder darle a sus hijos lo que él no tuvo, entre ello un título universitario para cada uno. A Lía nunca le faltó nada y aunque a veces trataba de revelarse en contra de la autoridad la disciplina en su hogar era sumamente estructurada.  Le inculcaron valores morales y religiosos. Le enseñaron que los billetes no se reproducían espontáneamente y que costaba mucho trabajo ganarlos.  En el verano sus hermanos y ella trabajaban varias horas en el supermercado del pueblo y ayudaban a comprarse ropa y algunos útiles escolares para la vuelta a clases.

Poco a poco su padre fue ascendiendo con mucho esfuerzo los peldaños dentro de la organización donde trabajaba y con cada escalón ganado engrosaba el ancho de su billetera.  Con mucho tesón y haciendo malabarismos entre mantener a su familia y aumentar su cuenta de ahorros pudo comprar una casa muy cómoda y con el tiempo cuando su economía se estabilizó pudo mantener dos autos y mandar a sus hijos a una escuela privada para que pudieran aprender inglés.  Su esposa, que ahora tenía su propio auto, por fin podía liberarse un poco del encierro de la casa y salir al supermercado o buscar los muchachos a la escuela era una gran aventura.

Los chicos crecieron, se convirtieron en adultos y uno a uno se fueron casando.  Lía fue la primera en hacerlo.  Eric, su novio, venía de una familia del mismo estilo que la de ella, de gente acostumbrada al trabajo y a luchar por lo que querían alcanzar.

Lo que comenzó con una casita alquilada, pasó por una casa de urbanización no muy grande y mejoró muchísimo gracias al esfuerzo de ambos.  Los dos eran profesionales jóvenes que trabajaban y aportaban al hogar.  Siendo menores de lo que habían sido sus padres alcanzaron mucho más en menos tiempo. Su estilo de vida era el de una familia promedio, los niños iban a una escuela privada, tomaban clases extracurriculares e iban de vacaciones una vez al año.  A veces durante el verano si algún hotel local sacaba una buena promoción se iban todos por un fin de semana largo a descansar del ajetreo diario.  Su estándar de vida alcanzó un nivel mayor y pudieron comprar una minivan para ella y un deportivo para él. Lía dejó de trabajar cuando Eric consiguió fundar su propia compañía.

Finalmente, con hijos ya adolescentes y el mayor casi listo para comenzar la universidad, compraron una casa en un sitio exclusivo. El lugar pertenecía a las primeras comunidades que hubo con guardias de seguridad las 24 horas, piscina, gazebo y pista para caminar y una casa-club. Ese fue el principio de una magnifica transformación y todo cambió…

Con ese salto social vinieron cambios que se fueron manifestando gradualmente sin que nadie en la familia se diera cuenta. A Lía ya no la llenaba estar con sus amistades de siempre, ya no vivían como ella y no había temas de conversación en común; ella estaba segura que la envidiaban.  Sus vecinos y los padres de los compañeros de escuela de sus hijos comenzaron a conocerla, a frecuentarla y a invitarla a sus reuniones.  Estaba muy excitada con este nuevo círculo de amistades que tenían mundo, programaban viajes a Europa, compraban ropas en Nueva York, tenían apartamentos de playa y el yatecito esperando en el muelle que no era un lujo si no una necesidad; usaban autos de marcas europeas y tanto ella como su esposo estaban maravillados de que los hubieran aceptado en ese ambiente.

Así fue como comenzó la vida plástica. “Dime con quién andas y te diré quié eres”, me repetía mi mamá. Siempre pensé que ese era un dicho para adolescentes hasta que cuando me hice mayor comprendí que duraría por siempre.

Las prioridades en la vida de Lía comenzaron a cambiar. Sus amigas hablaban de cremas humectantes, procedimientos estéticos y cirugías plásticas como recursos para verse siempre jóvenes, bonitas, deseables… hasta pasar a ser ridículas y aunque al principio a Lía le parecía exactamente eso, no quería dejar de pertenecer a ese grupo que le daba otro nivel social.  

Para poder vivir, debemos envejecer cada día. Envejecemos desde el primer momento de la concepción para poder nacer y tan pronto como florecemos a la vida comenzamos a envejecer para poder crecer.  La vida gira y gira escuchando el vibrante tic, tac de un reloj y el tiempo no se detiene.  El tiempo es un buen aliado para algunas cosas, como para cerrar heridas sentimentales, sobrevivir a la muerte de un ser querido, recuperarnos de un divorcio y hasta para sanar heridas físicas, pero es nuestro peor enemigo cuando a la hora de querer ser joven para siempre porque así nos sentimos, comienza a notarse que no lo somos.  ¿Porqué la sociedad tiene esa fijación con la juventud y con la belleza física?  ¿Porqué esa necesidad de disfrazarse por fuera para aparentar algo que en verdad uno no es?  Una mujer de cuarenta no puede tener una piel de una de veinticinco. Sencillamente no es posible. Tic, tac, tic, tac.  Sin embargo, el mundo en donde vivimos está lleno de Lías.

Lo que habitualmente puede comenzar con una crema humectante para el cuello y el rostro tal vez por la noche antes de sacarse todo el maquillaje, se puede convertir en una increíble y absurda adicción a las cirugías plásticas.  Es muy fácil caer en la trampa, sólo hay que tener miedo a envejecer.

A partir de la tercera década de haber nacido, nos comienzan a salir algunas canas, muchas mujeres y hombres también, tratan de minimizar la situación con tintes para el cabello. Puedo decir que ese es uno de los primeros pasos que se da y desearía creer que es solo por vanidad que comenzamos a pintarnos el pelo pero la realidad es otra.  Comenzamos a teñirnos el cabello porque tener canas significa comenzar a envejecer y no queremos vernos viejos. Tener canas para muchos hombres y mujeres es sentirse descuidados porque la sociedad nos obliga a pensar eso y lamentablemente se ha hecho un mercado no solo para productos cosméticos sino para operaciones que no se justifican.

El comienzo de la decadencia asoma en promedio hacia los 30 años y se pone peor.  No sólo ya aparecieron las primeras canas sino que el semblante no es tan fresco como antes y hacen su aparición finas líneas de expresión.  Dependiendo de la persona y de su nivel económico, ésta trata de tomar acción con cremas y sueros que prometen borrar las arrugas, ojeras y bolsas debajo de los ojos. Estas cremas pueden ser compradas en la farmacia a un precio módico o en tiendas por departamento a cien dólares la onza. No importa el precio todas prometen lo mismo “juventud en un frasco” y en “las primeras seis semanas notarás el cambio”, “Use como se indica”. Claro, notarás el cambio… en el bolsillo! 

La mayoría de las mujeres usan maquillaje diario, esto también es una forma de verse más joven.  Con éstos pasa lo mismo que con las cremas, los hay para todos los gustos: caros y baratos, que no se corren con el agua, mascara o rimmel que puede hacer “que vueles de tan livianas que se sentirán tus pestañas” y “labios carnosos” como los de la doña de Brad Pit (Angelina Jolie).  Disculpen mi mal gusto pero siempre me pareció que la boca de Angelina servía entre otras cosas para chupar chinas (naranjas). Es “sensualmente” espantosa, pero cada uno tiene derecho a sus propios gustos, ya me dirán los hombres como la ven, aunque posiblemente en lo que menos se fijan sea en los labios.

Seguimos con la línea de los tratamientos cosmetológicos. Estos procedimientos estéticos como limpiezas de cutis, exfoliación, etc. que se practican en los famosos Spas. Eso sí que me da gracia, los Spa se han reproducido y cualquiera pone un Spa en cualquier local a veces estilo covacha.  Las manicuras y pedicuras ahora son “procedimientos de Spa”, hasta donde yo recuerdo uno iba a la “peluquería” que ahora se llaman “Salones de Belleza” donde la misma peluquera que recortaba cabello, lavaba cabezas, daba permanentes, pintaba pelos y sacaba cejas, también hacia manicuras y pedicuras. No se confundan, ya no son peluqueros, son estilistas. Las palabras serán más delicadas pero el servicio es el mismo con otro nombre y más caro.

Hemos avanzado porque ahora en vez de un alisado, usan una sustancia llamada queratina que convierte el cabello que era crespo en una cascada de suavidad. Hasta ahí vamos bien, el único inconveniente que afecta tanto la salud del cliente como la del estilista que se pasa todo el día haciendo ese trabajo, es que la queratina tiene como componente principal el formol y el formol es una sustancia cancerígena y sumamente tóxica que se agrava usando calor. El formol es un irritante para los ojos y la nariz, puede causar reacciones alérgicas a la piel, a los ojos y a los pulmones como si estuvieras padeciendo un ataque de asma, también si por error te llega a caer en los ojos puede causar ceguera. El formol es una sustancia tan peligrosa que atenta contra la salud aunque solamente esté en el aire.
  
La queratina se vende por onza a un precio de noventa dólares. Se debe que calcular mucho más si el cabello es largo y no hay que preocuparse, ya se hicieron las querellas formales al FDA (Food and Drug Administration) que como no tiene jurisdicción le pasó el casito a OSHA (Occupational Safety and Health Administration).  Si desean más información pueden consultar más abajo las referencias, pero en mi opinión personal es más seguro sí no van.

Existen también las extensiones de cabello, éstas son en pelo "de muñeca" o en pelo natural; o sea fijan a tu cabeza con pequeños clips a algunos de tus mechones el pelo de otro ser humano y lo pintan de tu mismo color, el problema radica en que cuando tu verdadero cabello comienza a crecer, sin un buen “retoque”, puede llegarte a las nalgas y además hay que pintarlo si no quieres que se te vean las raíces.  El trabajo para aplicarlas también se tarda como cuatro horas y hay que retocarlo cada seis semanas.

Para las que van a mimarse en los verdaderos Spas, hay masajes de todas clases, tratamientos para la celulitis muy costosos (por lo menos cien dólares la sesión) en un ambiente de “relajación” con fuentes de agua imitando cascadas, música suave, aromas dulces y una luz que apenas inunda la habitación.  No falta el agua ni las manzanas o un té caliente para como que el ambiente te calme. Cuando llegas puedes ir al sauna y también darte un baño de vapor en lo que llega tu turno.  Luego de eso, te envuelves en una toalla, encima de ella te pones una bata tipo quimono y unas chancletas de goma completan tu "look". Vas a una sala de espera que esta en penumbra y tómastu té en lo que viene a buscarte la persona que te asignaron. Algunos de los llamados Spas también incluyen entre sus servicios las cabinas de bronceado, tratamientos para líneas de expresión (¿será el antiguo facial?) y maquillajes permanente para ojos, labios y cejas.  He visto estos trabajos de maquillaje permanente en mujeres muy lindas que se convirtieron en “cara de travesti” después de practicarse este procedimiento tan ficticio y para colmo pagaron por ello. Dura de dos a tres años, así que si no te gustó espera unos añitos y quedas como nueva, digo… como eras.

Ahora entremos a las salas de espera de los dermatólogos.  Ya estamos hablando de otro tipo de procedimiento porque éste lo tiene que practicar un médico.  Los más famosos y en este caso para el rostro, son Botox® y Restylane® Aunque son tratamientos costosos, son efectivos y no hay que pasar por la sala de cirugía. El único inconveniente es que duran muy poco, Botox® que no es otra cosa que la toxina botulínica, bloquea parcialmente los movimientos musculares atenuando las líneas de expresión del tercio superior de la cara. Botox® tiene en su haber muchos efectos secundarios graves, ni publicados ni publicitados, como por ejemplo, puede causar botulismo que es la intoxicación causada por la toxina bacteriana de la que está compuesto. La contaminación puede ocurrir fácilmente a través de heridas abiertas o por el uso inadecuado por parte del médico. Esto puede suceder incluso muchos meses después de su aplicación y puede llegar a ser fatal.

Buscando información para este artículo encontré numerosas mujeres que tuvieron una experiencia malísima en cuanto a estos procedimientos pero así y todo los siguieron probando hasta quedar con huellas permanentes en sus caras, producto de su propia intervención y viéndose peor que antes de haberse hecho los tratamientos.  Botox® se esfuma en un promedio de tres a cuatro meses y tiene un costo aproximado de trescientos dólares por sesión. Restylane® que es un relleno en forma de gelatina basado en el ácido hialurónico, se aplica en arrugas de la sonrisa, labios, cicatrices, hoyos y tiene una duración aproximada entre cuatro a cinco meses.

Según Q-med, la compañía sueca que manufactura Restylane®, el producto no produce efectos secundarios a largo plazo ya que está basado en el acido hialurónico, también conocido como “Retinol®”, sustancia que el mismo cuerpo humano produce, por lo tanto son muy raras la reacciones alérgicas.  A corto plazo sí hay efectos secundarios que van decreciendo en aproximadamente tres semanas. Estos pueden ser moretones, hinchazón, enrojecimiento de la piel, etc. Sin embargo, los foros sobre este tema me sorprendieron con quejas de mujeres que  experimentaron decoloración en la piel, moretones que no se van y cicatrices que no curan. A una mujer en Suecia se le infectó el procedimiento de tal manera que sus labios quedaron desfigurados y hubo que hospitalizarla de emergencia.  No se puede generalizar pero todos los procedimientos que uno decide hacerse conllevan un riesgo y ese riesgo hay que tratar de medirlo bien porque muchas veces es irreversible.  El costo promedio de Restylane® es setecientos dólares por el contenido de una inyección.  Si el procedimiento lleva dos inyecciones cuesta el doble y además si necesitas tanto significa que tienes la cara igual que una pasa… por lo arrugada.

Existen otros tipos de procedimientos dermatológicos como la exfoliación química, este tratamiento consiste en aplicar una solución ácida para eliminar las capas externas de la piel.

Otro procedimiento no-químico y no invasivo es la microdermabrasión que utiliza un chorro de micro-cristales para eliminar células secas y muertas de la primera capa de la piel.  Sin embargo, se necesitan varias sesiones para obtener resultados a largo plazo, habitualmente entre cinco a ocho, a un costo de doscientos cincuenta dólares por sesión. 

Finalmente, nos queda ir a los consultorios de los cirujanos plásticos.  Presento aquí, brevemente los tipos de cirugías estéticas o plásticas más populares por los “adictos de la mentirosa juventud”.

·        Blefaroplastía: cirugía de contorno de los ojos eliminando el exceso de piel y bolsas de los párpados, otorgando una apariencia de descanso a la mirada. Esta se la hacen tanto hombres como mujeres.
·        Cervicoplastía o cirugía de la papada: procedimiento en que se corrigen los tejidos laxos del cuello y/o la acumulación de grasa.
·        Mini-lifting: Consiste en realizar pequeñas incisiones por delante de las orejas para elevar la musculatura facial y extirpar la piel redundante.
·        Ginecomastía: Se llama así a la presencia de tejido mamario en el varón, mediante pequeñas incisiones en la tetilla se extrae mediante lipoaspiración directamente el tejido glandular y grasa si la hubiera. Esta cirugía se practica en los hombres.
·        Lipoaspiración o Lipoescultura: Se puede realizar en cualquier sitio donde se evidencie acumulación de grasa, flancos, abdomen, papada, espalda, tórax, etc.
·        Abdominoplastías: Se indica en pacientes con gran deterioro de la pared abdominal, sobre todo, aquellos con sobrepeso u obesidad sometidos a cirugías de estómago como “by pass” o manga gástrica y que hayan perdido mucho peso.
·        Implantes Pectorales: Se realiza en pacientes con defectos musculares importantes instalando implantes de silicona con buenos resultados estéticos.
·        Implantes de pelo: Se extirpa una franja de cuero cabelludo de la nuca, luego se dividen los folículos y se implantan mediante pequeñas incisiones en la zona calva. El costo por el trasplante de 1500 pelos, es de unos cinco mil dólares.

Estas últimas tres cirugías las agrupé ya que pienso que si la necesidad psicológica de una persona es mayor que el riesgo que puede ocasionar la cirugía es una decisión que se debe tomar pensando en su bienestar mental.

·        Mamoplastía: Aumento o disminución de senos.
·        Cirugía reconstructiva de mamas: para mujeres que batallan contra el cáncer.
·        Otoplastía: Procedimiento que consiste en reparar las orejas en asa o aladas y se practica desde los siete a los 14 años pero también se puede realizar en adultos.
·        Rinoplastía: Consiste en mejorar los defectos nasales que comprometen los cartílagos, los huesos, el tabique, las alas de la nariz, etc.  Cuidado, hay riesgos que te quede la nariz como la de Michael Jackson… 

Todas las cirugías tienen sus riesgos ya sea para operar una vesícula, un tumor maligno o agrandarse los senos.  Los riesgos se complican en la medida que la persona fume, sea fumador de segunda mano, beba y tenga algunas condiciones de salud como problemas de corazón, diabetes, etc.  De todas formas dejar de hacerse una cirugía plástica porque el plan médico no la cubre no produce ninguna dificultad para poder hacerla ya que aunque uno no tenga los ingresos necesarios, las mismas oficinas médicas ofrecen varias alternativas de préstamos, ya sea con un banco, con una cooperativa o con el financiamiento del mismo médico.

El caso de Lía y sus amigas es muy común. En su afán por verse más joven Lía comenzó con Botox® y Restylane®, lo malo era que había que repetir el tratamiento en forma continua, ir a la oficina del médico cada cuatro o cinco meses y le causaba muchas molestias, así que optó por hacerse un mini-lifting.  Su cuerpo estaba bien tonificado pero por más abdominales que hiciera no podía ocultar la pancita, recuerdo de sus partos.  Esta vez volvió a visitar a su cirujano para hacer una abdominoplastía en combinación con una liposucción para quitar esa grasa demás y darle mejor forma a sus caderas.  Sus amigas le decían que se veía fantástica, claro, ésto se lo decían y se lo repetían unas a las otras todo el tiempo.  Con ese cuerpo espectacular se podía usar menos que un bikini y así lo hacía, sólo que el mundo la percibía como una señora mayor, estirada y ridícula, mientras ella juraba que estaba divina. Eric, su esposo, que ya para ese entonces jugaba golf y se había comprado un carro italiano deportivo por pedido especial, disfrutaba de pavonearse con mujeres mucho menores que él a pesar de la esposa que tenía. Su “señora” era para las galas de caridad, y las chicas jóvenes eran para demostrarle a sus amigos que todavía podía acercar alguna “carne más fresca” a tono con su gran virilidad. El implante de cabello había ayudado un montón como así también un arreglito que se había hecho alrededor de los ojos.

Tic, tac, tic, tac… Siguió pasando el tiempo y la cara de Lía por tercera vez dejó de estar tersa.  Lía no era una nena, ya tenía sesenta años y volvió a ir donde su cirujano, el que la había atendido desde que comenzó a no aceptar su realidad.  El cirujano le dijo que no era conveniente esta nueva operación porque no iba a quedar bien. ¡Los ojos iban a quedarle en la nuca!  A Lía no le gustó esa respuesta y como era de esperar fue a todas las consultas que hicieran falta hasta que algún cirujano estuvo dispuesto a decirle lo que ella quería escuchar. Se fijó la fecha para la nueva intervención quirúrgica.  Después de la recuperación de sus heridas hubo un pequeño detalle que ya no tenía retroceso.  A Lía le molestaba muchísimo la luz del sol porque sus parpados y sus cejas estaban demasiado levantados así que a partir de ese momento comenzó a usar pamelas “porque eran muy elegantes”.  Su última operación le daba un toque de eterno asombro a su mirada...

Así comenzó una vida que pudo haber sido hermosa y terminó con la transformación hacia una vida hueca donde lo único que importaba era la apariencia física y económica en un mundo de ostentación.

La realidad de la sociedad de hoy es que las características de una persona adulta, joven y exitosa deben ser: tener aspiraciones, la certeza de competir y ganar, la fibra para hacerle frente a cualquier desafío sin miedo a arriesgarse y en el plano sentimental seducir y ser seducido.

La situación se torna intimidante para la persona que está envejeciendo porque siente que a pesar de tener todas esas cualidades de la persona joven e incluso mucho más experiencia, su físico no lo acompaña.  Aunque en nuestro interior sigamos siendo la misma persona, la sociedad no nos perdona y deja de interesarse en nosotros. Como anhelamos seguir perteneciendo al lugar que ocupábamos, buscamos cambiar nuestra apariencia física porque no queremos aceptar el paso del tiempo. Sí, tic tac,tic,tac, y de esta manera pretendemos cambiar nuestra realidad. Tratamos de engañar a la sociedad para que no se deshaga de nosotros pero la realidad es que no lo logramos, a los únicos que engañamos es a nosotros mismos.

No nos dejemos engañar, ni nos engañemos enriqueciendo a cirujanos plásticos, esteticistas y laboratorios. ¡No vamos a volver a ser jóvenes!  Vivamos nuestra edad con dignidad y para despedirme un consejito práctico para las mujeres: no se olviden de usar sus cremas por la mañana y por la noche, no vaya a ser que como me pasa a mí, no surtan ningún efecto.  ¡Japi Bloguin!

Referencias

1 comentario:

  1. Las mujeres juegan con su belleza, como los niños con un cuchillo, y se lastiman.

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