domingo, 11 de marzo de 2012

El pasado marca nuestro futuro (Parte II)

(Continuación, del "El pasado marca nuestro futuro") 

¡Qué bueno es verlos de vuelta por aquí! Veníamos hablando de la crisis de la mediana edad y la diferencia en cómo nos afecta a ambos sexos. Sé que todos están muy curiosos por saber que tengo que decir de “ellos”. Les voy a dar con el gusto, porque ustedes son los que mandan. ¡Sigamos!

   Los hombres                                                                            



A muchos hombres les dará “el ataque” de que todavía son jóvenes y que necesitan disfrutar de sus últimos “cartuchos”. Algunos, tendrán “la crisis”; se divorciaran de su esposa de toda la vida y se buscaran una amante. La historia para sorpresa de muchos no terminará allí.

La presión de esta amante joven y atractiva provoca un nuevo matrimonio. La estrenada esposa que no tuvo hijos, quiere sentirse realizada y ahora desea tener un bebé. Aunque su esposo tiene hijos que no sobrepasan la edad de su actual esposa, porqué negarle el derecho a ser feliz, sí el hombre “se siente un semental” y todavía puede demostrarle a sus amigos que puede fecundar.

¡Muchachos, todavía puedo!
Cambió su vida patas arriba, destruyó su familia original y sobre todo a su ex esposa y ahora es el “jefe” (eso únicamente lo cree él) de una nueva familia con una esposa mucho más joven a la que puede mostrar como un trofeo a los demás hombres. También tiene un bebé, que puede ser, en algunos casos hasta menor que sus mismos nietos, a quienes disfruta muchísimo porque en su “vida anterior” no le daba el tiempo por su trabajo, para ocuparse de sus hijos. Cuanto más pasan los años, la diferencia de edad con su segunda esposa es más evidente y el único que parece no darse cuenta de que está haciendo el ridículo es él mismo. Lo que se puede decir en su defensa es que por lo menos se lo goza.


La crisis puede ser más o menos dura, de acuerdo a la personalidad que tenga el individuo. Por ejemplo, puede comprarse un auto deportivo modelo del año porque ese fue el sueño de su juventud y ahora es que cuenta con el dinero. El señor piensa que las chicas lo miran por lo bien “que le queda” su auto deportivo, en realidad el siente que todavía es atractivo o por lo menos conocerlo debería ser interesante. Un carro último modelo, marca italiana, que todavía lo hace sentir joven, viril y poderoso. Las muchachas lo miran, es verdad, sólo que no a él en especial. Sienten curiosidad de ver quién es el que conduce tremendo auto y cuando lo descubren se preguntan “¿Qué hace éste viejo, en ése auto?”. Es sólo un problema de percepción. 


¡Qué hombre guapo que soy...! ¡Ja, las chicas me miran!

El hombre que no se divorcia y sigue manteniendo una relación estable, al igual que hablábamos de la mujer, también puede querer complacerse a sí mismo con juguetes caros, al fin y al cabo ya no tiene una familia que mantener y puede darse el gusto de comprar una motora con la que se pueda disfrazar de joven durante el fin de semana y artefactos, como celulares de última generación, equipos de electrónica, etc. También la idea de perforarse una oreja, estirarse el poco “cabello” que le queda dejándolo crecer y formarlo en una “hermosa cola de caballo”; podría ser un implante de cabello y hasta hacerse un tatuaje, cuya idea no acaba de desagradarle. Si piensa, (algunos no sé si realmente 
piensan”) sabrá que le quedará muy arrugado con la llegada de la vejez y… ¡Tras que viejo, encima feo y trajicómico! ¡Quedaría mucho mejor si se afeitara la cabeza y lucirla con dignidad.

    Para todos los que están rondando los "sin-cuenta"  

Hay otros factores de estrés que pueden conducir a tener una crisis emocional (cualquier conflicto de este tipo puede ocurrir en cualquier momento de la vida). Ejemplos que pueden desencadenar una crisis podrían ser: la enfermedad de nuestros padres y su fallecimiento, la muerte de alguna persona por quien sintamos mucho afecto; un cambio en nuestra carrera, como quedar desempleado; el divorcio o una separación, problemas familiares como la enfermedad de un hijo o un nieto, o un hijo que anda en malos pasos y para terminar, algo que a casi todos nos duele, la llegada de nuevas arrugas, algunos achaques y que no nos sintamos con la misma vitalidad que teníamos antes. Sabemos que con cada día nuevo se nos está yendo la juventud por entre los dedos aunque nos sintamos adolescentes por dentro.



   Una crisis que no existe...                                                   

Al parecer la crisis de la mediana edad no existe. Solamente esta crisis les pasa a individuos, tanto hombres como mujeres que no están conformes con su pasado y que cuentan con antecedentes de depresiones o problemas emocionales anteriores y esto último puede provocar una predisposición a tener una crisis en otros momentos de la vida.

Hay personas que cuando llegan a esta edad, y me voy a copiar del AARP (American Association for Retired People), viven “su segunda juventud”. 
Esto significa que están estables en sus vidas y que a pesar de todos los problemas que puede traerles el destino, disfrutan lo más posible de lo que consiguieron y del momento que les está tocando vivir. Los matrimonios que no pasan por este periodo de crisis viven su segunda luna de miel justamente porque sus hijos ya se han ido, porque tienen más tiempo para ellos y pueden dedicarse a complacerse mutuamente, sólo tienen que cuidarse muy bien de no tener otro bebé!!!! ¡Oh, oh!!!

La pregunta es a qué o a quién debemos hacerle caso: a cómo nos ven por fuera los demás o a cómo nos sentimos por dentro. Esto último me hace acordar a la persona que está convencida de que debe cambiarse de religión. Se convierte porque espiritualmente siente que es lo que debe hacer y mientras él estrena su nueva religión y es más devoto que todos aquellos que nacieron con el culto a cuestas por pura casualidad, los demás se refieren a él a sus espaldas como “el converso”. La respuesta es la que ustedes decidan.
Muchos investigadores de universidades prestigiosas se han dado a la tarea de justificar esta “crisis de la mediana edad”, sin embargo los resultados han sido totalmente inesperados. Esta famosa crisis solo le ocurre de un 10 a un 15 por ciento de la población y es porque esa población ha tenido una tendencia a ello a lo largo de sus vidas.

  • Costa y McCrae (1980) encontraron que algunas personas eran propensas a experimentar dichas crisis, pero que no era sólo en la mediana edad, sino que dichas personas también habían tenido otras crisis a los veintitantos y a los treinta y tantos años de edad.
  • Robinson, Rosenberg, y Farrell (1999) entrevistaron repetidamente a 500 hombres. Al hablar sobre su período de la mediana edad, fue evidente que aunque no necesariamente la consideraron como una época de crisis, sí la calificaron como "un tiempo de reevaluación". 
  • En el 2001 un estudio de la Universidad de California, publicado por Alwin y Levinson, encontró que solamente del 10 al 15 por ciento de la población pasaría por esta crisis relacionada con el envejecimiento. 
Al hacer su revisión sobre la crisis de la mediana edad en varones, los mismo investigadores, escribieron que “... Dada la cantidad de datos, es probable que para la mayoría de los hombres, la mediana edad sea una época de logro y satisfacción. Sin embargo, para una cierta proporción de hombres, el paso de la juventud a la senectud no es del todo tranquilo. 

Como les comenté en el artículo anterior a éste los investigadores también encontraron un patrón similar al revisar los estudios sobre lo que comúnmente se cree que dispara la crisis de la mediana edad en las mujeres: la menopausia, los hijos que dejan el hogar paterno y las obligaciones de cuidar a los padres y a los nietos; sin embargo, la mayoría de las mujeres pasaron por dichos períodos sin una "crisis" psicológica traumática.

   Nuestras vidas y el pasado                                                 

Cuando somos jóvenes no se nos pasa por la cabeza de que “algún día” seremos viejos y nos sentimos super-héroes. Sólo pensamos en el hoy y en nuestro brillante futuro. Sumado a eso el pensamiento de la persona joven es extremadamente optimista. Cuando comenzamos a escalar las décadas es que comenzamos a darnos cuenta que no sabíamos el esfuerzo que conlleva vivir para poder salir airoso de las batallas. Supongo que es por eso, la necesidad que tenemos de mirar hacia atrás y auto-evaluarnos.

Para terminar los dejo con esta cita que una amiga compartió conmigo:

“Cuando amas lo que eres, no hay cosa inconquistable ni inalcanzable. Cuando realmente te amas a ti mismo, vives solamente en la luz de tu propia risa y viajas solamente por el camino de la alegría. Cuando estás enamorado de ti mismo, entonces, esa luz esa fuerza unificada, esa felicidad, esa alegría, ese jubiloso estado de ser, se extiende a toda la humanidad. Cuando el amor abunda dentro de tu maravilloso ser, el mundo, con todos sus desagrados, se convierte en algo hermoso, y la vida se llena de sentido y alegría”. 



En otras palabras, tu felicidad depende solamente de ti.


Buena semana para todos y ¡Japi Bloguin!

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